El grafista neoyorkino más universal, más admirado y más copiado.

Milton Glaser es la representación más clara de lo que es el diseño gráfico en un sentido íntegro y de enfoque ético.

Nacido en 1929, creador de infinidad de diseños que, en algunos casos, se han convertido en las imágenes más reproducidas, adaptadas y copiadas de la historia, como es el caso de su “I Love New York”,  marca que Glaser dedicó a su ciudad.

De Nueva York a Bolonia

Al culminar sus estudios en la Cooper Union (1948-1951), Glaser viajó a Bolonia con una beca Fullbright, donde asistió a la Escuela de Bellas Artes y pudo conocer al pintor Giorgio Morandi.

De regreso en los Estados Unidos, Glaser fundó el Estudio Push Pin, junto a dos socios, en 1954.

Desde los años 70´ trabaja de forma independiente con su propia firma hasta la actualidad.

Ha realizado cientos de posters,  portadas de libros y discos, ilustraciones, logotipos y algunas familias tipográficas.

Diseño periodístico

Constante y quizá poco conocido, sea su trabajo en el área de diseño y maquetación de publicaciones.

En los 70´y 80´ fue director de arte del New York Magazine y del Village Voice, semanarios de información local y cultural que marcaron una época.

Rediseñó maquetas como la del Paris-Match, L´Express o Esquire, además de diversos periódicos en los años 80´ y 90´, como el Washington Post o La Vanguardia, de Barcelona, siempre en colaboración con Walter Bernard.

Diseño integral

Milton Glaser trabajó en proyectos de diseño, para la cadena de supermercados norteamericana Grand Unión Company, transformando la imagen, desde la decoración interior y exterior de los locales hasta la señalización, la publicidad y el packaging.

Se consideró a sí mismo como un “artista aplicado”, capaz de moverse de un campo a otro y de un estilo a otro. Lo único importante para el diseñador -decía- es la eficiencia en la comunicación.

Enseñar el diseño

Dedicado también a la enseñanza del diseño en la Escuela de Artes Visuales (School of Visual Arts).

“Enseñar es algo que uno debe hacer como parte de su actividad y de su práctica profesional”,  “Dar clases de diseño es una de las últimas cosas que dejaría de hacer”.

A Glaser, cuando le preguntaban al respecto de las herramientas como son software de diseño, Macintosh, y muchas más, señalaba que lo importante son las ideas, no las herramientas, y sentenciaba: “la máquina de escribir no mejoró la poesía”.

Diseño íntegro

Ético y comprometido con la sociedad, a modo de “decálogo”, ha quedado grabado para muchas personas, su intervención en la Conferencia de la Alianza Gráfica Internacional en el año 2002, titulada: ¨Esto es lo que he aprendido¨, resumida en estos diez puntos:

Sólo puedes trabajar con gente que te guste.
Si tienes oportunidad no tengas un trabajo fijo.
Algunas personas son tóxicas: Aléjate de ellas.
La profesionalidad no es suficiente; o, lo bueno es enemigo de lo genial.
Menos no es necesariamente más.
No hay por qué ser fiel a un estilo.
La forma en que vives puede cambiar tu cerebro.
La duda es mejor que la certeza.
Resolver un problema es más importante que tener razón.
Dí la verdad.

Por: Rodrigo López Alonso